miércoles, 27 de julio de 2011

Yo, mi, me, conmigo

Y si me paro? y si pienso? y si siento?. En realidad, y si me dejo sentir?. Es algo muy fácil de decir, pero no todo el mundo se atreve a hacer. Llevo 2 años mirándome hacia dentro y ya me he acostumbrado a encontrarme, a escucharme, a hablar en primera persona, a reirme de mi, a llorar conmigo y a sentir.

Puede parecer pretencioso y egocéntrico tanto "yo-mi-me-conmigo". Pero durante toda mi vida me he acordado de todo el mundo menos de mi. Y ahora esta frase puede parecer de gran persona, bondadosa y bla bla bla. Pero no, es de cobarde. Hay que ser muy valiente para mirarse y verse. Para oirse y escucharse. Para saber que hay algo dentro de uno mismo y no mirar a hacia otro lado por no tener el valor de ver cómo explota.

Me pasé años siendo la "hija de", la "amiga de", la "nieta de", la "sobrina de", la "prima de", la "compañera de" o la "mujer de", con la gran frustración de pretender ser perfecta en cada uno de esos roles. Pero un día me di cuenta de que no sabía dónde estaba ni quién era Iratxe, a secas, sólo esa mujer que me acompaña cada día y de la que poco sabía.

Ahora intento ser yo, aunque eso levante ampollas, aunque suponga plantarme y decir un "no" firme cuando antes siempre decía un tímido "sí". Ahora soy Iratxe. Y si además soy la "hija de", la "amiga de", etc ... genial, pero sin perfecciones. Siendo yo a quien más debo querer, cuidar y mimar sin sentirme culpable por ello.

La verdad es que poco tiene que ver la Iratxe 2.0 con la versión 1.0. Como dije al principio de este blog, sólo queda la esencia. Y habrá quien piense que eso es lo más importante, que lo es. Pero cómo me comporto, relaciono, vivo, miro, escucho, siento, ... todo esto ha cambiado y salvo que muestre mi fondo más profundo, habrá quien no me reconozca. A veces, incluso, a mi me pasa.

Atrás quedó aquella niña, miedosa, asustadiza, con tendencia a buscar un manto bajo el que cobijarse. Ahora los miedos siguen existiendo, pero me enfrento a unos y me preparo para encarar otros. En definitiva, me muero por vencerlos y VIVIR.

La verdad es que vivir por y para uno mismo es algo maravilloso, pero también se hace muy duro y difícil. Hay que aprender a tener una gran dosis de autocrítica y autoanálisis y eso no es agradable. Es mejor pensar que somos los mejores y que los demás piensan lo mismo, pero eso no es así. Y esto, para gente sumamente perfeccionista como yo, es muy difícil.

Quizás, en algún momento de mi andadura, me decida a abrir una batalla en contra de ciertas palabras que hacen tanto daño. La primera en abolir sería "perfección". Es paradójico, todos sabemos que no existe, pero todos la perseguimos. Así que yo he dejado de perseguir la perfección, que me siga ella ahora y aprenda.

Como escribí en mi primer post, me cuesta muchísimo hablar de mi a quien quiera que lo lea. ¿El motivo de este post?, en principio, que me puse a escribir, a escribir, a escribir y me lié. Pero creo que ha sido un buen resumen de la presentación de mi nueva versión. Sinceramente, me gusto mucho más ahora ... y mañana ya ni os cuento todo lo que me voy a gustar, con cada pasito que doy y cada cosa que aprendo día a día.

Resumiendo, quienes no me conozcan ... bienvenidos. Quienes me conocen desde hace varios años y no me reconozcan ... bienvenidos también. Pero quienes me reconozcan ... BIENAVENTURADOS!.

Firmado: YO

martes, 26 de julio de 2011

A veces

A veces me faltan las palabras.
Otras, de entres tantas, me cuesta elegir una.

A veces, quisiera confundirme entre las sombras.
Otras, sin embargo, desearía ser un gran letrero luminoso.

A veces, reflejo en mi mirada lo que siento.
Otras, aprieto los ojos para que no desvelen mis secretos.

A veces, necesito tocarte.
Otras, me da miedo hacerlo.

A veces, soy escandalosamente maravillosa.
Otras, definitivamente imperfecta.

A pesar de todo …

A veces, me cuidas como merezco.
Otras, con mucha paciencia.

A veces, me hablas con dulzura.
Otras, me tratas con cariño.

A veces, me llevas de tu mano.
Otras, me guías por el camino.

A veces, ríes con mis carcajadas.
Otras, secas mi llanto.

A veces, difrutas de mis charlas.
Otras, compartes mi silencio.

Pero …

A veces, me devuelves la ilusión.
Otras, simplemente, eres mi felicidad.